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El eco-branding es un buen negocio

En plena crisis, conceptos como el branding ecológico parecen ser “aparcados” en favor de otros como el branding digital y el branding experiencial.

Sin menospreciar las bondades de los dos últimos, si que me gustaría romper una lanza a favor del eco-branding. No se trata de cubrir el expediente de responsabilidad social corporativa ni de un ejercicio de greenwashing. Se trata de apuestas de diferenciación en unos casos (Toyota Prius) o alternativas que pueden, en el mejor de los casos suponer ahorros de producción y, en el peor, conseguir atraer a los clientes.

Los resultados del estudio Global green Brands 2011 entre 9.000 personas de 8 países diferentes, son concluyentes. Según el estudio, el interés de los mercados europeos por comprar productos ecológicos ha crecido con respecto a años anteriores. A pesar de la crisis, el 25% está dispuestos a  comprar más productos ecológicos en el futuro y el 61,5% estarían dispuestos a pagar más por dichos productos. Con estos datos en la mano, ¿a qué están esperando las marcas?.

Ejemplos interesantes de eco-branding

1- Gel Sanex Zero 0%, bueno, barato y biodegradable.

Barato porque han diseñado un envase que permite reducir en un 73% el plástico necesario. También barato  porque cuesta 1,90 €. Biodegradable porque Es reutilizable y venden ecopacks para rellenar las botellas cuando el gel se agota. Bueno para los clientes  porque tiene muchos menos ingredientes químicos que un gel normal.

En definitiva, cosmética ecológica y responsable con el medio ambiente.

2- Kimberly-Clark, inventa.

Multinacional de productos para el hogar que diseñó un papel higiénico que elimina el tubo de cartón. Menos contaminante, menos basura y también menos costes de producción, Una pequeña inversión en innovación que permite un nuevo diseño y con él, ahorrar en términos globales sin perjudicar la utilidad para el cliente.

3-  Carrefour, el más listo de la clase.

No creó un producto, simplemente dejó de “regalar” las bolsas de plástico. Carrefour producía 6.000 toneladas de bolsas y pagaba 0,34 céntimos de euro por kilo (tarifa correspondiente al ‘punto verde’ de Ecomebes, en concepto de separación de materiales y reciclaje). Si a esa cantidad le sumas el ahorro por el propio coste de las bolsas, y el beneficio por la venta de las teóricamente ecológicas de rafia, las conclusiones son evidentes.

Si, es cierto, Los supermercados pasan de tener unos costes por las bolsas a tener ingresos pero, bienvenida la medida que ha servido de ejemplo a otros grupos de distribución. Aunque probablemente tuvo más de interés que de responsabilidad, los beneficios para el medioambiente, son indudables.

El eco-branding es una vía para estimular la creatividad y la necesaria innovación en las empresas. Supone, cuando hay un compromiso real, lograr “enganchar” hacia dentro (trabajadores) y hacia fuera (clientes) que se sienten más comprometidos en ambos casos con la marca. Sea por convicción, por responsabilidad, por voluntad de diferenciación, por necesidad de reducir costes o como vía para atraer a los clientes, el eco-branding es siempre interesante desde muchos puntos de vista. Y el primer interesado, la propia empresa.

 

Miguel Yáñez

http://www.primeroestrategia.com/

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